Clima: Cómo salvar al planeta y a nosotros mismos





El autor es el periodista ganador del Premio Pulitzer, Chris Hedges. Artículo original en inglés.

Si lee sólo un libro este año, debería ser “Sentido común para el siglo 21: Sólo la rebelión no violenta puede detener ahora el desmoronamiento climático y el colapso social” por Roger Hallam.

El libro conciso y lúcido de Hallam, el cual hace eco de “Sentido común” por Thomas Paine, dice lo que muchos de nosotros ahora sabemos que es cierto pero no decimos: Si no reemplazamos a las élites gobernantes pronto, estamos acabados como especie. Es un caso convincente, bien argüido por la rebelión global—la única forma de resistencia que puede salvarnos del colapso del ecosistema y del genocidio inducido por humanos. Correctamente analiza el fracaso de los activistas medioambientales en grupos tales como 350.org en relación a entender y confrontar el poder corporativo global y así hacer un impacto significativo a medida que nos dirigimos desenfrenadamente hacia el ecocidio. “Sentido común para el siglo 21” es un manual de supervivencia para la especie humana.

“El sistema corrupto nos va a matar a todos al menos que nos levantemos,” advierte con franqueza Hallam, cofundador de Extinction Rebellion.

El activismo, las protestas, el cabildeo, las peticiones, solicitudes a Naciones Unidas y la confianza equivocada en los políticos “liberales” tales como Barack Obama y Al Gore, junto con el trabajo de incontables ONGs, han estado acompañados por un aumento del 60% en las emisiones de dióxido de carbono desde 1990. Naciones Unidas estima que esto será agravado por un aumento del 40% en las emisiones de CO2 en los próximos 10 años. Hallam, quien por mucho tiempo ha sido parte del movimiento ambientalista, dice de su activismo pasado: “Estaba desperdiciando mi tiempo.”

Tenemos que reducir las emisiones de carbono en un 40% en los próximos 12 años para tener una probabilidad del 50% de evitar la catástrofe, de acuerdo a un reporte del año pasado del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC). Pero las élites gobernantes, como es de esperar, ignoraron la advertencia o vociferaron clichés vacíos. Las emisiones de CO2 incrementaron en un 1.6% en 2017 y en un 2.7% en 2018. Los niveles de dióxido de carbono subieron en 3.5 partes por millón (ppm) el último año, alcanzando los 415 ppm. Hallam advierte que estamos a sólo una década de los 450 ppm, el nivel equivalente a un aumento de 2 grados centígrados de la temperatura promedio.

“Seamos francos acerca de lo que de hecho significa ‘catástrofe’ en este contexto,” escribe Hallam. “Estamos considerando aquí la muerte y sufrimiento lento y agonizante de miles de millones de personas. Un análisis moral procedería así: una opinión científica reciente afirmó que a 5°C sobre la temperatura promedio preindustrial, estamos considerando un sistema ecológico capaz de sostener a sólo mil millones de personas. Esto significa que de 6 a 7 mil millones de personas habrán muerto dentro de las próximas una o dos generaciones. Incluso si esta cifra está errada en un 90%, esto significa que 600 millones de personas se enfrentan a la inanición y a la muerte en los próximos 40 años. Esto es 12 veces peor que la cifra de muertos (civiles y solados) de la Segunda Guerra Mundial y muchas veces la cifra de muertos de todo genocidio conocido por la historia. Es 12 veces peor que el horror del Nazismo y el Fascismo del siglo 20. Esto es lo que nuestros gobiernos genocidas alrededor del mundo están voluntariamente permitiendo que suceda. La palabra ‘genocidio’ podría parecer fuera de contexto aquí. La palabra está usualmente asociada con la limpieza étnica o con atrocidades mayores como el Holocausto. Sin embargo, el diccionario de inglés Merriam-Webster lo define como ‘la destrucción sistemática y deliberada de un grupo racial, político, o cultural.'”

“Es tiempo de crecer y ver el mundo como lo que es,” escribe Hallam. “Hay algunas cosas que son irrefutablemente reales, hay algunas cosas que no podemos cambiar, y una de esas cosas son las leyes de la física. El hielo se derrite cuando la temperatura aumenta. Los cultivos mueren en una sequía. Los árboles arden en los incendios forestales. Debido a que estas cosas son reales, podemos también estar seguros acerca de lo que depara el futuro. Estamos ahora en camino hacia un periodo de colapso ecológico extremo. Si esto conduce o no a la extinción de la especie humana depende grandemente de si los cambios revolucionarios ocurren dentro de nuestras sociedades en la próxima década. Esto no es un asunto de ideología, pero de simples matemáticas y física.” Hallam puntualiza que la mayoría de las predicciones de los científicos del clima han resultado ser enormemente sobre-optimistas. “… La ciencia reciente indica que el permafrost se derretiría 90 años más temprano que lo predicho y los glaciares de Himalaya se derretirían dos veces más rápido de los esperado,” escribe. “Las retroalimentaciones y el calor encerrado nos llevarían sobre los 2°C incluso sin tomar en cuenta aumentos adicionales de la temperatura debido a las emisiones de causa humana en el transcurso de los próximos diez años.”

“En pocas palabras, estamos jodidos—la única pregunta es por cuánto y qué tan pronto?” Hallam continúa, “Aceptamos este destino? Sugiero que no. Muchas personas con auto-respeto, quienes pueden sobreponerse a la falla humana de negarse a creer aquello de lo que no gustan, ahora aceptan lo que es obvio al considerar las ciencias naturales. Pero aún tienen que determinar las implicaciones políticas y sociales.”

Hallam entiende que incluso con reformistas en el poder—y las mutaciones políticas causadas por el neoliberalismo no han favorecido el surgimiento de reformadores sino que en vez de esto han favorecido a los demagogos de derecha incluyendo a Donald Trump y a Jair Bolsonaro de Brasil quienes aceleran el ecocidio—cualquier cambio será demasiado gradual y demasiado lento para salvarnos de la catástrofe.

Extinction Rebellion tiene el fin declarado de hacer caer a las élites gobernantes. Organizó la serie coordinada del mes pasado de demostraciones en 60 ciudades alrededor del mundo. Algunas 1 832 personas fueron arrestadas tan solo en Londres. Adicionalmente, más de 1 000 personas fueron arrestadas durante los 11 días de desobediencia civil en las calles de Londres en abril. Puede ver las entrevistas que hice con Hallam aquí, aquí y aquí.

“Esto no es un asunto de las preferencias de uno en cuanto a partidos políticos,” escribe Hallam. “Es un asunto de sociología estructural básica. Las instituciones, al igual que las especies animales, tienen límites sobre qué tan rápido pueden cambiar. Para obtener cambio rápido tienen que reemplazarse con nuevos sistemas sociales de políticas, prácticas y cultura. Es una realización terrible y dolorosa, pero es momento de aceptar nuestra realidad.”

Sólo trayendo decenas de miles de personas a las calles a interrumpir y paralizar el funcionamiento del estado y el capitalismo de las finanzas—en pocas palabras, una rebelión—podemos salvarnos a nosotros mismos, escribe. Comprende el hecho que las protestas deben ser no violentas y deben enfocarse sobre los gobiernos.

“Después de una o dos semanas de seguir este plan, los registros históricos muestran que un régimen colapsa con alta probabilidad o se ve forzado a promulgar cambios estructurales mayores,” escribe. “Esto se debe a las dinámicas evidenciadas de lucha política no violenta. A las autoridades se les presenta un dilema imposible. Por un lado pueden permitir que la ocupación diaria de las calles de la ciudad continúe. Esto sólo exhortaría a una mayor participación y socavaría su autoridad. Por otro lado, si optan por reprimir a los manifestantes, se arriesgan a un efecto de tiro por la culata. Allí es cuando más gente sale a la calle en respuesta a los sacrificios de aquellos a quienes las autoridades han sacado de la calle. En situaciones de intenso drama político la gente se olvida de su miedo y decide pararse de lado de quienes se están sacrificando a sí mismos por el bien común.”

“La única salida es que ocurran negociaciones,” escribe. “Sólo entonces se abrirá una oportunidad estructural para la transformación de emergencia de la economía que necesitamos. Por supuesto, esta propuesta no tiene certeza absoluta de funcionar pero sí posibilidad sustancial.” Lo que sí tiene certeza, sin embargo, es que la actividad reformista de campaña y cabildeo fallará totalmente como lo ha hecho por décadas. El cambio estructural que ahora necesitamos objetivamente tiene que ocurrir demasiado rápido para cualquier estrategia convencional.”

Ninguna rebelión tiene éxito, Hallam entiende, a menos que apele a un segmento de la élite gobernante. Una vez que hayan divisiones en la clase gobernante, la parálisis le sucede y al final fragmentos más y más grandes de la élite desertan hacia aquellos quienes se rebelan y se rehúsan a defender una clase gobernante desacreditada.

“La acción masiva no puede sólo ser no violenta en un sentido físico pero también debe involucrar respeto activo hacia el público y la oposición, sin importar sus respuestas represivas,” Hallam nota.

Escribe específicamente de la policía:

Un enfoque proactivo a la policía es una manera efectiva de habilitar la desobediencia civil masiva en el presente contexto. Esto significa encontrarse con la policía tan pronto como llegue ésta a la escena y decir dos cosas claramente: “Esto es una acción pacífica no violenta” y “Respetamos que usted tiene que hacer su trabajo aquí.” Tenemos evidencia repetida de que esto calma a los oficiales de policía abriendo la vía a interacciones civilizadas subsecuentes.

Las acciones de Extinction Rebelion han consistentemente tratado a la policía de una manera respetuosa cuando nos arrestan y en las estaciones de policía, entablando conversaciones cortas y bastante a menudo en discusiones políticas y otros temas donde los activistas puedan tener afinidad (desigualdad, pago injusto). Si los policías inicialmente obstruyen a los activistas, pueden volverse más abiertos por una disposición a interactuar y a escucharlos.

Esta interacción puede comenzar antes de la acción. A menudo una reunión cara a cara con policías es efectiva, ya que les posibilita entender que la gente con la que están lidiando es razonable y comunicativa.

La rebelión también requerirá romper la ley repetidamente. Esto significará pasar tiempo en cárceles y prisiones.

“Sería beneficioso para la Rebelión que la gente esté en prisión antes del evento mayor de resistencia civil para crear publicidad nacional,” escribe Hallam, a quien encarcelaron por seis semanas este otoño en Londres. “La mejor manera de potencialmente hacer esto es que la gente haga actos repetidos de desobediencia civil pacífica y entonces lea en voz alta declaraciones tan pronto entre a la corte, ignorando al juez y al personal de la corte. Con una voz alta podrían decir ‘Estoy obligada/o por el deber a informar a esta corte que al traerme aquí es cómplice en el “el mayor crimen de todos” es decir, la destrucción de nuestro planeta, hijos e hijas, debido a la inacción corrupta del régimen que gobierna, cuya voluntad habéis elegido aplicar. No acataré las reglas de esta corte y procederé ahora a explicar la amenaza existencial que se presenta a toda la vida, comunidades y nación …’ y luego comenzar un largo discurso sobre la crisis ecológica.

“Esto probablemente resultará en que el arrestado esté en desacato de la corte y puesto en prisión preventiva o sometido a una sentencia de prisión. Será un dilema para las autoridades (dependiendo del régimen) en cuanto a qué tan larga sería la prisión preventiva o sentencia. Si el periodo de reclusión es corto, entonces la gente estará afuera pronto y podrá continuar la desobediencia civil pacífica. Si la sentencia es larga, creará un drama mediático nacional el cual alimentará la rebelión en su totalidad.”

Las asambleas populares tienen que formarse para tomar el poder y monitorear una reducción dramática y veloz en las emisiones de CO2.

La ciencia es inequívoca. El aumento de la temperatura tiene que estabilizarse en un punto entre 1 grado C y 1.5 grados C arriba de los niveles preindustriales, y los niveles de CO2 deben estabilizarse en aproximadamente 350 ppm. Tenemos que encontrar maneras de eliminar grandemente los gases invernaderos antropógenos de todos los tipos dentro de una década, dos a los máximo, y establecer programas para enfriar la Tierra, incluyendo plantar billones de árboles para absorber el CO2. Una de las maneras más fáciles y significativas en las que un individuo puede directamente reducir su impacto ambiental sobre el planeta es comer una dieta libre de productos animales. La industria agrícola animal compite con la industria de los combustibles fósiles como una de las más grandes causas multi-factoriales de la catástrofe climática.

El peligro, puntualiza Hallam, es que si no actuamos pronto desencadenaremos retroalimentaciones climáticas desenfrenadas o puntos de inflexión en los cuales ningún esfuerzo para contener las emisiones tendrá éxito. Los combustibles fósiles deben eliminarse velozmente de la economía, incluyendo a través de una prohibición de todas las nuevas inversiones en exploración y desarrollo de combustibles fósiles. Las estaciones generadoras a carbón y a gas deben cerrarse dentro de una década. Este proceso requerirá una reducción masiva en el uso de energía que podría tener que incluir racionamiento.

Hallam está fuertemente al tanto de que podemos fallar. Es posible que ya sea demasiado tarde, admite. Pero no resistir es ser cómplice en este acto de genocidio. Hallam entiende el poder corporativo global. Sabe como luchar contra éste. El resto depende de nosotros.


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